Artículo publicado en la Revista Fertilizar Nº 19 – año 2011

Autor: Fertlizar

Introducción: Los suelos alcalinos, que tienen valores de pH por encima de 7.0, son muy comunes en las regiones semiáridas y sub- húmedas de Argentina y de otros países. Muchos de estos suelos son naturalmente alcalinos por su génesis, mientras que otros se han sido vuelto alcalinos por el manejo de las enmiendas calcáreas, o por el agua de riego con aguas alcalinas en zonas áridas. Cualquiera sea la causa, estos suelos poseen características únicas que pueden limitar seriamente el crecimiento de los cultivos y requerir de un manejo especial. Generalmente se adopta el siguiente esquema para clasificarlos: • Suelos afectados por sales en ambientes áridos y semiáridos no regados. • Suelos afectados por sales en áreas áridas y semiáridos bajo riego. • Suelos afectados por sales en ambientes húmedos. Cada una de estas áreas tiene problemas diferentes. El uso más común de estos suelos en las zonas áridas y semiáridas es el pastoreo de la vegetación natural, y están sujetos a un fuerte deterioro agravado por la fragilidad de estos ecosistemas, lo que puede conducir a degradaciones irreversibles. Las áreas bajo riego se cultivan con distintas especies de alto valor agregado, como hortícolas y frutícolas. Si bien la salinidad y la alcalinidad son problemas serios, son manejables con la tecnología adecuada. Con respecto a las áreas con suelos afectados por sales en zonas húmedas, son más fáciles de manejar ya que una vez mejorado el drenaje parte del lagua del avado necesario para eliminar las sales del perfil de suelo son provistas por las precipitaciones. Pueden destinarse a pastoreo o a cultivos de campo resistentes.

 

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