G. Vázquez Amabile, M. Gonzalo, M. Pella, G. Cueto y S.Galbusera

En los últimos años, en varias zonas de la región pampeana, el avance de la agricultura sobre la ganadería, y su consecuente abandono de la rotación con praderas, ha ido dando lugar a un replanteo del uso del alambre perimetral, en forma de cuadros, como elemento de división entre lotes de aptitud agrícola.

Paralelamente, y con el afianzamiento de la agricultura continua, ha ido también avanzando el concepto de “Agricultura por Ambientes” reemplazando la planificación tradicional de potreros cuadrados, por un criterio nuevo de división entre unidades agrícolas. Este criterio implica la redefinición de los límites de potrero de acuerdo a “ambientes” o unidades de paisaje que tienen potencialidades y limitaciones distintas, por ejemplo separando los bajos de lomas, suelos profundos de suelos someros, etc.

El sur de la provincia de Buenos Aires no ha sido ajeno a esta tendencia y se va extendiendo gradualmente una forma de planificación en la cual se asignan rotaciones distintas a unidades de paisaje que presentan limitantes y potencialidades contrastantes. En este sentido, cultivos como el maíz y el girasol se ubican preferentemente en posiciones de hondonadas, y la soja, los cultivos de cosecha fina y soja de segunda en posiciones de loma. Esta planificación por ambientes confiere mayor estabilidad entre años al rendimiento promedio de un establecimiento. Vale decir que el criterio antedicho considera no solo el potencial de producción, sino también el grado de variabilidad interanual y requiere de antemano identificar cuál o cuáles son los factores limitantes para los distintos cultivos.

Sin embargo, también en los últimos años, de la mano del GPS y sus múltiples aplicaciones, la tecnología nos pone ante el desafío de lo que comercialmente se denominó como “agricultura de precisión”, y que preferentemente deberíamos denominar como “Manejo Sitio-Específico”. En este aspecto, la fertilización en dosis variables y siembra en densidades variables, vienen siendo las dos prácticas propuestas más conocidas en agricultura extensiva, no exentas de dificultades a la hora de ser aplicadas.

Este estudio no pretende ser en modo alguno concluyente, sino sumar datos analizados a otros ensayos similares que se realicen en la región.

De los datos analizados parece ser que la fertilización variable en cultivos de invierno sería una estrategia de interés para ajustar las dosis de fertilizante en sectores con suelo somero, pero no resultó exitosa para obtener mayores rendimientos en sectores de suelo profundo de mayor potencial.

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