El segundo bloque de la primera jornada del “Simposio Fertilidad 2017”, que organizan Fertilizar Asociación Civil y el IPNI Cono Sur, bajo el lema «Más allá de la próxima cosecha”, con la presencia de alrededor de 900 personas y 1.000 vía transmisión on line, se completó con las disertaciones de María Alejandra Marino, de FCA-INTA Balcarce y Gustavo Duarte, asesor privado.

María Alejandra Marino (FCA-INTA Balcarce) disertó acerca de la vuelta de las pasturas y destacó que las mismas vuelven a formar parte de los planteos, con nuevos techos productivos y beneficios sistémicos de la rotación donde se evidencia que las pasturas utilizan más eficientemente los recursos disponibles.

Como limitante de nuestro sistema se destaca que los niveles productivos actuales están por debajo de los esperados. En países como Australia y Nueva Zelanda, con condiciones ambientales semejantes a las nuestra, se alcanzan niveles de productividad muy superiores. Aquí Marino explicó que lo que define la menor productividad en nuestras pampas es el manejo de la pastura.

Aún en ambientes con severas limitaciones se puede triplicar la producción solo con consumir el forraje disponible. “Para poder intensificar y aprovechar al máximo es necesario trabajar con suplementos y verdeos para la época de menor productividad”, señaló Marino.

La especialista explicó que las gramíneas son clave como base forrajera debido a que la mayor exploración de raíces hace que se pueda aprovechar más eficientemente los recursos disponibles. En años como el actual, donde los excesos hídricos son comunes, cabe destacar que bajo una pastura la profundidad de la napa es mucho mayor a la condición bajo monocultivo. Se encuentran diferencias en la profundidad de hasta 2m.

Bajo un manejo intenso las pasturas perennes se pueden cosechar de 8 a 10 veces por año produciendo así 1 tn de MS/ha por pastoreo que puede lograr hasta 500- 600kg carne /ha año de productividad.

La fertilización es un tema crucial en este manejo, ya que se debe considerar la demanda del cultivo, el aporte del ambiente, la fijación biológica, el abono por deyecciones y el aporte por fertilización”, añadió Marino.

Cuántos nutrientes se deben aplicar dependerá de las especies elegidas, los ambientes y los rindes esperados. Para ambientes sin limitación se pueden esperar rindes de 15-20 tn MS/ha, mientras que los limitados entre 10-12 tn. Como ejemplo se puede decir que una pastura de Festuca/Trébol blanco necesitará entre 20-30 kg P/ha y 200-300 kg N/ha que es poco probable que el ambiente pueda cubrir por lo que habrá que aplicar fertilizante necesariamente.

Es fundamental diagnosticar los lotes, en fósforo hasta 20ppm hay respuesta mientras que por encima dependerá del rinde esperado. En cuanto al manejo, hay que fertilizar a la siembra y refertilizar periódicamente según el ambiente, especie, manejo, etc.

Marino enfatizó que la respuesta a la fertilización fue mucho mayor cuando se realizaron aplicaciones balanceadas de nutrientes. Así es que el momento resulta clave, tanto en otoño como en invierno es un buen momento, debido a la menor mineralización del suelo.

“Como efecto más tangible e inmediato, se puede decir que la fertilización permite aumentar la cantidad de cosechas por año debido al adelantamiento del pastoreo”, concluyó.

Gustavo Duarte cerró el bloque hablando de nutrición intensiva para sistemas ganaderos intensivos. Como primera medida, Duarte aclaró que la ganadería intensiva implica que sea intensiva en capital, encarga, en mano de obra y en uso de insumos. Como principal desafío destacó que hoy somos deficitarios en la oferta de forrajes.

El modelo que mostró el asesor es un modelo de producción Hilton con base forrajera de forma de lograr terminar animales pesados a pasto. Para que el sistema funcione a pleno la producción tiene que alcanzarlos 18.3 tn MS/ha cn un nivel de consumo de 10.4 tn MS/ha.

Como pautas de manejo se plantea adelantar la primavera y mejorar la producción. En el caso de los verdeos, se trabaja con modelos similares a trigo con objetivo de fósforo de 20 ppm, nitrógeno variable y el azufre, junto con la fuente nitrogenada.

Para el caso de las pasturas, en periodo de implantación, se aplica nutrición balanceada a la línea de siembra con nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio y micronutrientes. La nutrición para las pasturas en producción realiza aportes nitrogenados en otoño y a la salida del invierno.

“Si bien los fertilizantes impactan fuertemente (37%) en los costos, lo pagan con creces en productividad”, comentó Duarte, y para cerrar, expresó que para intensificar la producción de carne a pasto es necesario focalizar en la formación del capital humano, trabajar por la trazabilidad genética, adoptar una nutrición animal con suplementación y el manejo del forraje por ambientes.