Los ensayos siguen demostrando que la aplicación de fósforo y azufre además mejora la calidad del grano de soja; hay mucho potencial sin explorar:

«Con fósforo, azufre y una refertilización foliar con boro se logran aumentos de rendimientos muy importantes en soja», dijo Jorge Bassi, presidente de Fertilizar y ejecutivo de Bunge, al destacar el bajo nivel de fertilización que se aplica en muchas zonas de la Argentina y el comprobado beneficio que tiene reponer nutrientes sobre los rendimientos y la calidad de la soja.

Más allá de insistir en la necesidad de realizar análisis de suelo, Bassi hizo hincapié en los resultados que demuestran las pruebas a campo, especialmente en zonas del centro y oeste de la provincia de Buenos Aires, en suelos con bajo contenido de fósforo y de materia orgánica.

«Al actuar sobre la nodulación, estos nutrientes también impactan positivamente en los niveles de calidad del grano de soja», insistió el ejecutivo.

Pruebas hechas desde Fertilizar hace una década fueron recientemente validadas por la Universidad Católica Argentina. El equipo comandado por Inés Davérède, de la Facultad de Ciencias Agrarias de esa unidad académica, ratificó en sus ensayos que la aplicación de una dosis simple de fósforo y azufre aumentó los rendimientos en 325 kg/ha de soja. La doble aplicación de fósforo y azufre aumentó el porcentaje de proteína en 0,51 puntos porcentuales, y la simple y doble dosis de ambos nutrientes aumentaron el Profat (proteína y aceite) en 0,46 y 0,4 puntos porcentuales, respectivamente. Los ensayos se realizaron en 9 localidades de la provincia de Buenos Aires.

Es sabido que el tenor proteico de la soja cultivada en la Argentina ha descendido en los últimos años, por tanto, también lo ha hecho el tenor proteico de las harinas que de ella se obtienen. Esto ha generado descuentos en el precio y hasta rechazo de embarques por no llegar al mínimo de proteína para ser clasificadas como Hipro. El tema reviste magnitud si se tiene en cuenta que más del 80% del poroto de soja producido en la Argentina se industrializa y se exporta principalmente como aceite y harinas proteicas.

Pero la deuda en materia de nutrición de suelos tiene raíces más profundas. «Hay mucho potencial de rendimiento sin explorar. Especialmente en aquellas zonas donde se fertiliza con bajas dosis», dijo Bassi y agregó que la propuesta es hacer fertilizaciones anticipadas con fósforo y azufre para lograr la dosis que necesita el cultivo, que es alrededor de 150 kg/ha y para que la ecuación cierre económicamente, en especial esta campaña, el ejecutivo recomienda partir de un buen diagnóstico.

Fuente: La Nación, 06/09/2015